A diferencia de los adultos, los
niños aprenden a dominar con mayor facilidad el lenguaje debido a que en su
corta edad están en pleno desarrollo psicomotor, permitiéndole adaptarse y
comprender nuevas formas de expresión y comunicación. No nos limitemos sólo a
la capacidad de expresión verbal, pues en este proceso el lenguaje nos abarca
desde mucho antes de mencionar palabra, nuestras acciones corporales también
hacen parte del lenguaje, la expresión que podamos dar con la mirada, lo que
podamos transmitir con las manos, con la sonrisa, con el llanto, los balbuceos, entre otros, entran en este
conjunto, para así expresar necesidades
y llevarnos a comprender que no sólo el habla es lenguaje. En este sentido
opinamos que las capacidades que tiene
una persona para relacionarse con la sociedad, no son suficientes si no lo puede
desarrollar dentro del contexto en el que se encuentra. De nada sirve que el ser humano venga
predispuesto genéticamente a un lenguaje innato si éste no se pone en práctica.
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